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Descubren una llamativa relación entre una alta sensibilidad al sabor y la resistencia al Covid-19

(WallStreetJoournal)

Entre las cosas que más llamaron la atención sobre la enfermedad de Covid-19 están la pérdida del sentido del gusto y del olfato. Un reciente estudio, revela una extraña relación entre personas muy sensibles a los sabores y la resistencia al SARS-CoV-2.

Luchar contra un enemigo desconocido

Durante el 2020, el ser humano libraba las primeras batallas a ciegas contra una enfermedad desconocida. Científicos de todo el planeta reunían esfuerzos para entender el desarrollo del Covid-19. Tal fue el caso de un grupo de médicos liderados por Henry Barnham, del Sinus and Nasal Especialist of Louisiana, que se propuso analizar los llamativos síntomas del Covid-19: la pérdida del gusto y del olfato.

Dado que el SARS_CoV_2 es nuevo para nuestro organismo, la respuesta inmune innata juega un papel determinante para defender nuestro cuerpo del  nuevo virus. En la defensa intervienen muchísimas células, incluyendo las que determinan los sabores y olores. El gen T2R codifica para los receptores del sabor amargo y parece ser importante en esta inmunidad innata sinonasal, pues una de sus isoformas, la T2R38, cuando es estimulada codifica óxido nítrico que elimina los patógenos de la mucosa del tracto respiratorio.

Sabiendo esto, los investigadores inicialmente realizaron una prueba de sabor a 100 personas que dieron positivo a la enfermedad y encontraron que ninguno de ellos era un «supercatador». ¿Qué significa esto? Catalogaron de esta forma a las personas con una variación en el gen T2R38, denominada TAS2R38 la cual otorga una alta sensibilidad a los sabores, y ninguna de las personas positivas al virus la tenía.

La investigación

Los especialistas decidieron que tenían justificación suficiente para iniciar un examen más profundo. Desde el 1 de julio al 30 de setiembre del 2020 realizaron pruebas a 1935 participantes, quienes recibieron tres tiras de papel tornasol usadas para determinar la sensibilidad al sabor. Las tiras tratadas con feniltiocarbamida y tiourea pueden tener un sabor muy amargo para algunos o ningún sabor para otros y;  las tiras tratadas con benzoato de sodio pueden tener sabor dulce, salado, ácido, amargo o, ninguno. Se infiere que los pacientes capaces de sentir los sabores de las tiras tienen la mutación TAS2R38.

A continuación, clasificaron a los pacientes en tres grupos: 508 eran supercatadores (26.3%), 917 eran catadores ( 47.4%) y, 510 eran no catadores (26.4%). Del total, 266 participantes dieron positivo al SARS-CoV-2; y, de éstos,  147 (55.3%) eran del grupo de no catadores. Este grupo solo constituía 26,4% de los 1935 pero representaba de manera desproporcionada a los pacientes con el virus. En contraste, de las personas que enfermaron con Covid-19, solo el 5.6% pertenecían al grupo de supercatadores.

Los resultados impulsan la hipótesis de que existe un vínculo entre la variante genética y la susceptibilidad reducida con las infecciones del tracto respiratorio. Según los médicos, tendría algo que ver con la manera en que la activación de los genes del receptor amargo desencadenaría una respuesta inmune. Esta respuesta sería, principalmente, la producción de óxido nítrico impulsada por iones de calcio, conllevando a la eliminación de patógenos extraños. Se sabe que, además, los iones de calcio pueden incentivar la liberación de compuestos antimicrobianos por parte de células respiratorias.

El estudio tiene algunas limitaciones, como el hecho de que los supercatadores no sean identificados genéticamente, sino basándose en rasgos fenotípicos observables. Sin embargo, este descubrimiento abre una vía impresionante para analizar el desarrollo de la enfermedad.

«Los receptores del gusto amargo parecen jugar un papel crucial en la inmunidad innata contra los patógenos del tracto respiratorio superior», escribieron los autores del artículo publicado en JAMA Network Open.

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