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Descubren los sorprendentes superpoderes de los musgos para la salud del planeta

musgos

Los musgos, plantas no vasculares ancestros de todas las plantas vivas de hoy, son organismos aparentemente simples pero con una importancia vital en los ecosistemas. De acuerdo con un estudio liderado por el ecologista David Eldridge de la Universidad de Nueva Gales del Sur, las poblaciones de musgos cubren la sorprendente cantidad de 9,4 millones de kilómetros cuadrados en los tipos de entornos estudiados, lo que equivale al tamaño de China o Canadá.

 

Simple pero poderosa

El musgo es una planta no vascular que se encuentra en todo el mundo. A diferencia de otras plantas, los musgos no poseen los tejidos que conducen los fluidos, como el xilema y floema, por lo que no pueden mover el agua a través de sus cuerpos. Sin embargo, estos organismos son capaces de sobrevivir recogiendo agua de la atmósfera.

Además, ciertos tipos de musgos, como aquellos que habitan en zonas secas de Australia, tienen la habilidad de enrollarse cuando se secan, permitiéndoles entrar en un estado de animación suspendida de forma permanente. De hecho, se han recolectado muestras de musgos de paquetes con más de 100 años, que al ser hidratados revivieron.

 

Importancia

El musgo tiene una capacidad impresionante para sobrevivir en ambientes extremos, pero su impacto en el suelo es aún más sorprendente. Mejoran el ciclo de nutrientes, incluyendo el nitrógeno, el fósforo y la materia orgánica, y actúan como depósitos de almacenamiento de nutrientes, como el carbono.

Actualmente, los musgos almacenan alrededor de 6430 millones de toneladas métricas de carbono, un elemento vital pero problemático en nuestra atmósfera sobresaturada.

«A nivel mundial, los musgos del suelo soportan potencialmente 6,43 Gt más de carbono en la capa del suelo que los suelos desnudos. La cantidad de carbono del suelo asociada con los musgos es hasta seis veces las emisiones globales anuales de carbono de cualquier uso alterado de la tierra a nivel mundial«, escriben los autores en su artículo publicado en Nature Geoscience.

Eso no es todo, los musgos tienen propiedades antimicrobianas, controlando los patógenos potenciales y reduciendo la competencia microbiana. Según Eldridge, «los aumentos en el carbono del suelo debajo de los musgos podrían reducir la competencia microbiana y su necesidad de producir genes resistentes a los antibióticos».

Estudios recientes han demostrado que hay menos patógenos vegetales potenciales en los suelos donde vive el musgo, y los genes resistentes a los antibióticos son menos abundantes en los microbiomas de los hábitats cubiertos de musgo en comparación con las áreas sin vegetación.

En resumen, los musgos son plantas pequeñas pero poderosas que realizan una serie de funciones esenciales en los ecosistemas del mundo. Sus asombrosas capacidades los convierten en aliados importantes en la lucha contra el cambio climático y la propagación de enfermedades. Por lo tanto, debemos prestar más atención a estos organismos y protegerlos para garantizar la salud de nuestros ecosistemas y el planeta en general.

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