A través de la densa selva se abre paso con su imponente y esbelta figura, con casi 300 kilogramos de peso, el felino más grande: el tigre. Estos feroces y territoriales carnívoros se encuentran en lo más alto de la cadena alimenticia, pero no escapan a la amenaza del hombre; de forma que, actualmente están en peligro, según la UICN. Además, poseen características muy sorprendentes que a menudo pasan desapercibidas por el temor incrementado en relatos de antropofagia. Por lo tanto, aquí van 5 curiosidades sobre los tigres.
1. La familia siempre es primero
Lo primero que debes saber acerca de los tigres es que pertenecen a la familia que alberga a todos los gatos, grandes y pequeños: león, puma, lince, leopardo, jaguar… y, hasta tu gato. Es la familia de los félidos (Felidae), ampliamente conocidos como felinos, la cual posee dos grupos: la subfamilia Felinae (tu gatito está aquí) y la subfamilia Pantherinae. Esta última es la que ahora tiene nuestra atención, pues es la cuna del género Panthera y sus 5 especies: Panthera uncia (leoparto de las nieves), P. leo (león), P. onca (jaguar), P. pardus (leopardo) y P. tigris (tigre). Entonces, no estabas equivocado si pensabas que el tigre y el león son primos. Todos los panterinos tienen algo en común: la osificación en su garganta les permite rugir; además, son los mamíferos cazadores más sigilosos y tenaces.
2. Cazadores nocturnos
No solo tienen el peso equivalente a seis hombres promedio, su fuerza es tanta que de un solo zarpazo pueden inmovilizar a su presa. ¡Nada más fíjate en el tamaño de sus patas! A pesar de ser una sola especie, Panthera tigris posee 6 subespecies, de las cuales la más abundante (y la más conocida) es la Bengala. Esta se distribuye por India, Bután Birmania, Bangladés y Bután. De hecho, no hay tigres en otro continente que no sea Asia y, no solo viven en espesura de la selva sino también en las sabanas. Prefieren la noche para cazar en su hábitat, y la razón no es precisamente por su capacidad visual, más bien prefieren la tranquilidad nocturna para monitorear su territorio, aparte de que durante la noche evitan cualquier conflicto con grupos humanos.
3. El desafío más difícil
Al nacer, los pequeños tigres son ciegos. No pueden ver nada. Solo se valen de su olfato para seguir a su madre y dependen de ella para su alimentación y protección. Ya que no es sencillo seguir el ritmo de la selva desprovisto de visión, muchos cachorros de tigre mueren. Suena cruel pero es la ley de la naturaleza: el más fuerte sobrevive. La prueba dura entre 6 y 12 días después del nacimiento, cuando empiezan a abrir los ojos. Durante su crecimiento la madre les enseña a cazar, incluso en el agua; y es que los tigres, a diferencia de la versión miniatura que tienes en casa, adoran el agua. Les encanta juguetear en las fuentes de agua como lagos y ríos. Son buenos nadadores.
4. La soledad asecha
Los tigres no viven en grupos como sus primos los leones. Aun cuando viven con su madre mientras son cachorros, de quien aprenden lo necesario para vivir y mantenerse en la punta de la cadena trófica, al crecer se vuelven animales solitarios. Son territoriales también, y el área de un tigre macho es generalmente mayor al territorio de una hembra. Son sigilosos. Cuando se disponen a cazar, se valen de su aguda audición para seguir a una presa. La asechan en silencio hasta que se deciden por saltarles encima y clavarles un mordisco definitivo en el cuello.
Los tigres y los humanos pueden entrar en conflicto debido al crecimiento agrícola y urbano. Estos factores son los causantes de la disminución de su población, además de la caza furtiva incentivada por su uso en la medicina tradicional, y por la absurda idea de que los tigres pueden ser mascotas. Los ecosistemas asiáticos sin tigres, son ecosistemas enfermos.