Un grupo de científicos ha logrado revivir células humanas y de ratones horas después de su muerte, en concreto, células de la retina. Consiguieron que estas células emitan señales para comunicarse mientras se estudiaba la forma en que las células nerviosas sucumben a la falta de oxígeno.
Al ser estimuladas por la luz, las retinas post mortem emitieron señales eléctricas específicas, conocidas como ondas b, las cuales se observan en retinas vivas e indican comunicación entre todas las capas de las células de la visión, llamadas células maculares.
La investigación, publicada en Nature, muestra por primera vez que los ojos de un donante humano fallecido responden a la luz de esta manera. Tan asombroso es el descubrimiento que hace dudar a algunos expertos sobre la naturaleza irreversible de la muerte en el sistema nervioso central.
«Pudimos despertar las células fotorreceptoras en la mácula humana. En los ojos obtenidos hasta cinco horas después de la muerte de un donante de órganos, estas células respondieron a la luz brillante, luces de colores e incluso destellos de luz muy tenues«, comenta Fátima Abbas, de la Universidad de Utah.
Cuando el cuerpo se va apagando
El trasplante de órganos se logra cuando es posible salvar algunos órganos del cuerpo del donante después de su muerte. Obviamente, existe un periodo para la extracción; cuando la circulación cesa, el sistema nervioso central en su conjunto deja de responder rápido para cualquier forma de recuperación a largo plazo.
Pero no todos los tipos de neuronas fallan al mismo ritmo. Diferentes regiones y tipos de células tienen distintos mecanismos de supervivencia, lo que complica mucho más declarar la muerte cerebral de un paciente.
Por ello, los investigadores estaban estudiando cómo responden grupos celulares específicos ante la pérdida de oxígeno y si sería factible recuperar las funciones cerebrales. En el 2018, la Universidad de Yale fue tendencia luego de mantener vivos cerebros de cerdos hasta 36 horas después de su muerte. Se alcanzó a rescatar una respuesta tan pequeña que no podía medirse mediante un electroencefalograma (EEG).
Esta vez, científicos de la Universidad de Utah restauraron la oxigenación y algunos nutrientes en los ojos de donantes de órganos y consiguieron desencadenar una actividad sincrónica entre las neuronas después de la muerte.
«Pudimos hacer que las células de la retina hablaran entre sí, como lo hacen en el ojo vivo para mediar en la visión humana», dice el coautor Frans Vinberg. «Estudios anteriores han restaurado una actividad eléctrica muy limitada en los ojos de donantes de órganos, pero esto nunca se había logrado en la mácula, y menos en la medida en que lo hemos demostrado ahora«.
Los experimentos mostraron que las células de la retina continuaron reaccionando a la luz hasta cinco horas después de la muerte. Sin embargo, las señales cruciales de ondas b intercelulares se desvanecieron rápidamente, debido a la pérdida de oxígeno.
Muerte cerebral
A raíz de estos resultados, surgen algunas aclaraciones sobre la capacidad de «ver» del donante. Claramente, la reactivación temporal de las células de la retina no significa que los globos oculares puedan «ver». La percepción visual y la sensación requieren de la actividad de centros visuales (grupos de neuronas encargados de la visión) ubicados en otras zonas del sistema nervioso.
La definición de «muerte cerebral» incluye una pérdida de actividad sincrónica entre las neuronas. En ese sentido, las retinas humanas en el presente estudio aún no estaban completamente muertas.
«Dado que la retina es parte del SNC, nuestra restauración de la onda b en esta investigación plantea la cuestión sobre si la muerte cerebral, tal como se define actualmente, es verdaderamente irreversible«, escriben los autores.
Si las neuronas especializadas, conocidas como fotorreceptores, pueden revivir hasta cierto punto, hay esperanza para trasplantes que ayuden a restaurar la visión en personas con enfermedades oculares.
«Esperamos que esto motive a las sociedades de donantes de órganos, a los donantes de órganos y a los bancos de ojos contribuyendo a su comprensión de las nuevas y emocionantes posibilidades que ofrece este tipo de análisis».