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Científicos resuelven un misterio cuántico de 40 años que podría cambiar la electrónica para siempre

Investigadores han confirmado “cicatrices cuánticas”, que son patrones formados por electrones confinados, utilizando tecnología de obtención de imágenes de grafeno. Estos hallazgos podrían mejorar la eficiencia de la electrónica y dar lugar a nuevas técnicas de control cuántico

El caos cuántico, algo que antes solo se entendía en teoría, ha sido observado por primera vez en un experimento. Esto valida una teoría de hace 40 años sobre cómo los electrones pueden formar patrones predecibles en espacios confinados. Este hallazgo podría revolucionar la electrónica al abrir puertas a transistores más eficientes y nuevos métodos de control cuántico.

¿Cómo funciona esto?

Los electrones no se comportan como bolas de billar que ruedan predeciblemente. En cambio, tienen propiedades de ondas y partículas, lo que los hace actuar de maneras extrañas. En ciertas condiciones, sus ondas interfieren y forman patrones llamados «cicatrices cuánticas». Estas cicatrices son trayectorias cerradas únicas que los electrones siguen en lugar de dispersarse al azar.

La clave está en el grafeno

El equipo del físico Jairo Velasco Jr., de la UC Santa Cruz, logró este avance utilizando grafeno, un material increíblemente delgado y útil para estudiar fenómenos cuánticos. Con un microscopio especializado, crearon una «trampa» para los electrones y observaron sus movimientos sin alterarlos. Esto confirmó que los electrones pueden moverse de forma controlada en estas órbitas cerradas.

¿Por qué es importante?

Los electrones que siguen estas trayectorias únicas pueden transferir información sin pérdidas. Esto podría llevar a transistores de bajo consumo, mejorando dispositivos como computadoras, teléfonos y tabletas. Además, al «empujar» ligeramente estas órbitas, se podrían controlar los electrones de manera precisa, algo clave para futuros avances en computación cuántica.

Un poco de historia

El concepto de cicatrices cuánticas fue propuesto en 1984 por el físico Eric Heller. Su idea era que, bajo ciertas condiciones, los electrones reforzarían sus propias ondas y formarían patrones densos. Este experimento finalmente confirmó su teoría, mostrando que estas cicatrices no son una simple curiosidad, sino una ventana al extraño mundo cuántico.

Explorando el caos

Para explicar esto, los investigadores usaron un modelo de «billar», un espacio cerrado donde las partículas rebotan. En el caos clásico, estas partículas terminan cubriendo toda la superficie de manera aleatoria. Pero en el caos cuántico, los electrones siguen trayectorias específicas que se repiten constantemente. El equipo creó un billar en grafeno del tamaño de 400 nanómetros y pudo observar estas cicatrices cuánticas en acción.

¿Qué sigue?

Este descubrimiento, que fue publicado en Nature, abre la puerta a nuevas formas de manipular los electrones a nivel nanométrico. Según Velasco, esto podría permitir un control más flexible de los estados cuánticos, con aplicaciones potenciales en electrónica avanzada y computación. En resumen, entender y aprovechar el caos cuántico podría cambiar cómo diseñamos y usamos tecnología en el futuro.

Gracias a este experimento, ahora sabemos que el caos cuántico no solo es real, sino que puede ser el próximo gran salto en innovación tecnológica.

Fuente: Sci Tech Daily

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