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Científicos detectan actividad cerebral en dos pacientes tras ser retirados del soporte vital

actividad cerebral

La transición de la vida a la muerte es un proceso en el cual la actividad biológica se va desvaneciendo gradualmente hasta cesar por completo. Si bien es raro y difícil capturar evidencia de los últimos instantes de vida, en algunos animales se ha podido observar y registrar actividad cerebral justo después de que sus corazones dejasen de latir.

En 2022, científicos de la Universidad de Michigan lograron registrar por primera vez y con gran detalle, la actividad cerebral de dos personas retiradas del soporte vital. La investigación, publicada en PNAS, muestra los registros de las ondas cerebrales, específicamente del tipo de ondas gamma.

 

Ondas de actividad cerebral

Al analizar los datos electroencefalográficos (EEG) de estos pacientes, los científicos identificaron un fuerte estallido de ondas gamma en una parte del cerebro que se dispersó en un largo rango de conexiones a través de ambos hemisferios. Aunque la presunción inicial apuntaba a convulsiones, un especialista consultado por el equipo descartó la posibilidad. Esto les hizo pensar que podrían haber encontrado un posible marcador de conciencia.

La oleada inicial de ondas gamma se localizó en un área del cerebro considerada una «zona caliente» para los correlatos neuronales de la conciencia, es decir, aquellos eventos que se observan en el cerebro durante un estado mental consciente. Un patrón similar de actividad cerebral se da en personas que sueñan y en pacientes con convulsiones que informan tener alucinaciones visuales y experiencias extracorporales.

 

Experiencias cercanas a la muerte

La actividad en la zona caliente también influye en las áreas sensoriales del cerebro, de ahí que las personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte las informen como experiencias muy vívidas.

Ninguno de los pacientes sobrevivió para contar su experiencia al borde de la muerte. Relacionar la actividad cerebral con la experiencia subjetiva de una persona deja mucho espacio para la ambigüedad, y aunque las experiencias cercanas a la muerte han sido estudiadas, los científicos reconocen que algunos marcadores de la conciencia pueden resultar ilusorios.

No existe evidencia sólida que conecte las experiencias extracorporales con la muerte misma. Es más, podrían tratarse de una respuesta neurológica al estrés de los eventos cardíacos que privan al cerebro de oxígeno. Aun así, cada registro obtenido nos acerca un paso más a comprender la conciencia humana durante los últimos momentos de vida.

«Este estudio sienta las bases para investigaciones futuras de la conciencia encubierta durante un paro cardíaco, lo que podría servir como sistema modelo para explorar los mecanismos de la conciencia humana«, concluyen los autores.

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