Algunas maravillas no son un secreto, como la bioluminiscencia, un brillo misterioso que nos regala espectáculos increíbles. Cada vez, la evidencia nos muestra que está más extendida de lo que podríamos pensar y que muchas veces se esconde de nosotros. Por eso, en ocasiones necesitamos de luz ultravioleta para poder apreciar los diferentes tipos especiales de luminiscencia.
Tal es el caso de la biofluorescencia encontrada en un lugar de lo más inesperado: nidos de avispas asiáticas del género Poliestes. Ellas, en sí mismas no brillan, pero sus casas (toda una delicia arquitectónica) brillan con un verde brillante bajo la luz oscura. No es un brillo disimulado, sino fuerte y llamativo, haciéndonos pensar que tiene una función.
Buscando la luz
La biofluorescencia es un tipo particular de luminiscencia que ocurre cuando un organismo o estructura biológica es expuesto a luz de alta frecuencia y como resultado emite una luz de frecuencia más baja, como los colores del espectro de luz visible.
Muchos organismos emiten este tipo de luz, como ranas, escorpiones, medusas, camaleones, tortugas, incluso marsupiales como los wómbats. Con el objetivo de ampliar la lista, investigadores franceses se internaron en el ecosistema tropical de Ninh Bình, en Vietnam del Norte, y en efecto descubrieron algo sorprendente.
«Al principio estaba buscando animales fuertemente fluorescentes en las selvas tropicales. Personalmente, me sentí muy optimista de encontrar organismos interesantes, ya que este aspecto aún está poco explorado», comenta Bernd Schöllhorn, químico de la Universidad de París en Francia.
Sus hallazgos han sido publicados en Journal of the Royal Society Interface.
El camino a casa
Tras arduas e intrépidas incursiones nocturnas, los científicos dieron con la luz verde brillante en los nidos de cuatro especies de avispas: Polistes brunetus, P. lepcha, P. japonicus y una especie de Polistes no identificada.
«Hay que tener experiencia y ser cauteloso, pues muchos artrópodos y reptiles pueden ser potencialmente peligrosos, incluidos los propios avispones dependiendo de la especie y la situación», dice Schöllhorn.
El rango espectral de la emisión de fluorescencia está dentro del rango general de visión de las avispas, aunque el equipo no examinó la visión de estas especies en particular. Si las avispas son capaces de ver el brillo verde, podría significar que los nidos se biofluorescen como una forma para que las avispas reconozcan sus hogares.
Sin embargo, existe otra posibilidad tentadora: que la fluorescencia sea un medio para proteger a las pupas en desarrollo de la radiación ultravioleta. La luz entrante se intercepta y se convierte en luz óptica benigna que luego se vuelve a emitir. Dado que el desarrollo de la pupa depende del ciclo día-noche, la biofluorescencia realizaría esta función mientras permite que la luz no dañina penetre en la membrana del capullo.
Aún quedan muchísimas investigaciones por realizar para comprender la función de este fenómeno. Además, conocer el origen del brillo nos ayudaría a identificar un nuevo compuesto biofluorescente. Tal como el marcador de proteína fluorescente verde derivado de las medusas que se ha vuelto tan vital para la ciencia biológica.