En 2015 la sonda Dawn de NASA registró unos puntos brillantes sobre la superficie del planeta enano Ceres. Ahora una serie de estudios publicados en Nature Astronomy, Nature Geoscience y Nature Communications indican que Ceres sería un mundo oceánico.
Ceres, ubicado en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, es el asteroide más grande del Sistema Solar. Además, cuenta con unos puntos extraños y anormalmente brillantes llamados fáculas. En Ceres, estos están ubicados en el cráter Occator, un cráter de impacto de 20 millones de años.
Ahora, los estudios publicados sugieren que las fáculas son muestra de que el planeta enano tendría un cuerpo subterráneo de agua salada bajo toda su superficie. Este descubrimiento incluso abre la posibilidad de enviar misiones en busca de signos de vida.
Carbonato de sodio
En 2016, una investigación publicada en Nature estableció que las fáculas habían sido creadas por carbonato de sodio, una especie de sal. Aquí en la Tierra, ese compuesto se encuentra alrededor de respiraderos hidrotermales, en las profundidades del océano, donde el calor se filtra al agua desde las grietas del fondo marino.
Aunque están lejos de la luz del Sol, estos respiraderos están llenos de vida. Las bacterias que los habitan son quimiosintéticas, es decir aprovechan las reacciones químicas, en lugar de la luz solar, para generar energía.
Sin embargo, la fuente del carbonato de sodio de Ceres siguió siendo un misterio. Una teoría sugería que vino del hielo del subsuelo que se derritió con el calor del impacto de Occator, solo para volver a congelarse luego. Otra, que había una capa de salmuera profunda en el momento del impacto que se filtró a la superficie, lo que sugería que el interior de Ceres estaba más caliente de lo que pensábamos
Variaciones en la gravedad
Ahora, según lo publicado en Nature, esa capa de salmuera no solo existe, sino que aún está ahí. Al final de su misión, Dawn se acercó a poco menos de 35 kilómetros de altitud del cráter y tomo imágenes de alta resolución: 10 veces más alta que la misión principal.
Gracias a eso, la sonda de NASA pudo registrar variaciones de gravedad en el cráter en la escala de las unidades geológicas dentro y alrededor de él. Éstas, combinadas con el modelado térmico, sugieren variaciones de densidad consistentes con un depósito profundo de salmuera debajo del cráter.
Este depósito podría haber sido movilizado por el calor y la fractura que resultó del impacto, brotando hacia arriba y hacia afuera para crear los depósitos de sal que vemos hoy. Además, los investigadores encontraron que las grietas tectónicas preexistentes podían proporcionar vías para que las salmueras profundas migren dentro de la corteza.
Segundo estudio
Un segundo estudio que también utilizó los datos de gravedad, en combinación con los datos de forma, encontró que la corteza de Ceres es bastante porosa. Sin embargo, la porosidad disminuye con la profundidad, posiblemente a medida que la roca se mezcla con la sal.
Aunque el cráter tiene alrededor de 20 millones de años, hay evidencia que las sales en la parte superior son más jóvenes. Las imágenes de alta resolución indican que los volcanes de hielo de Ceres podrían haber estado activos hace tan solo 2 millones de años, milenios después de que el calor del impacto se hubiera disipado, lo que indica una fuente profunda de salmuera.
Así mismo, esto está respaldado por otro descubrimiento: la presencia hidrohalita. La espectrometría reveló esta forma hidratada de cloruro de sodio en la parte superior de la cúpula del Cerealia Facula, el punto más brillante del cráter Occator.
Lo curioso de este raro mineral es que requiere humedad y se deshidrata con bastante rapidez: decenas a cientos de años. Esto sugiere que debe haber brotando desde el interior de Ceres recientemente. Aun así, la deposición de diferentes sales en la superficie podría implicar que provienen de diferentes fuentes.
Inmediatamente luego del impacto, el calor derritió hielo que fluyó y alteró el terreno dentro del cráter, depositando sales en Cerealia y Pasola Faculae. Después, la salmuera de un depósito más profundo llegó a la superficie, contribuyendo a Cerealia y Pasola, y creando por completo la capa más delgada en el suelo del cráter.
Toda esta nueva información demuestra que Ceres no era solo un trozo de roca bastante primitivo, sino que podría ser un mundo oceánico. Enviar misiones para medir su potencial habitabilidad, e incluso buscar signos de vida extraterrestre, se hace cada vez más atractiva.