Un equipo de astrónomos ha planteado una hipótesis intrigante: la posibilidad de la existencia de pequeños agujeros negros dentro de estrellas similares a nuestro Sol. Esta idea, aunque altamente teórica, plantea interesantes perspectivas en la exploración de la materia oscura y la evolución estelar. El trabajo fue publicado en The Astrophysical Journal.
La propuesta proviene del astrofísico Earl Bellinger y su equipo de astrónomos del Instituto Max Planck de Astrofísica y la Universidad de Yale. Ellos sugieren que estos diminutos agujeros negros, denominados agujeros negros «primordiales», podrían haberse integrado en estrellas similares a nuestro Sol. Con el tiempo, absorberían gradualmente material estelar, aumentado de masa.
Agujeros negros
El universo alberga una diversidad de agujeros negros, desde aquellos de masa estelar hasta los supermasivos que se encuentran en los centros galácticos. Sin embargo, la existencia de agujeros negros extremadamente pequeños, cuya masa se asemeja a la de planetas o asteroides, aún no ha sido confirmada, pues carecerían de la masa y gravedad necesarias para formarse mediante procesos tradicionales.
Una teoría propuesta por Stephen Hawking en la década de 1970 planteaba que los agujeros negros más pequeños podrían haberse originado en los primeros momentos del universo. Durante el Big Bang, cuando la materia estaba concentrada y caliente, las áreas de mayor densidad habrían colapsado dando paso a su formación. Su existencia nos permitiría entender la enigmática gravedad adicional atribuida a la materia oscura.
El equipo exploró la posibilidad de que estos agujeros negros no se encontraran en estrellas de neutrones, sino en estrellas activas de secuencia principal. Realizaron simulaciones numéricas para comprender cómo evolucionaría una estrella, con una masa entre 0,8 y 100 veces la del Sol, si se formara alrededor de un agujero negro primordial.
Sus hallazgos revelaron que los agujeros negros más pequeños tendrían dificultades para crecer y tardarían miles de millones de años en consumir la estrella. Por el contrario, un agujero negro con la masa de un planeta enano sería más agresivo, devoraría el núcleo de la estrella y formaría un disco de acreción brillante que produciría calor.
Estrellas de Hawking
Este proceso eventualmente conduciría a la creación de una ‘estrella Hawking’, una estrella hipotética que obtendría su energía no a través de la fusión nuclear, sino gracias al disco de acreción que rodea el agujero negro.
Una estrella de este tipo se asemejaría a una estrella estándar, pero con una temperatura más baja y se expandiría hasta convertirse en una gigante roja. Resulta interesante observar que en la Vía Láctea ya existen gigantes rojas inusualmente frías, conocidas como rezagadas rojas, que podrían albergar núcleos de agujeros negros.
Según el estudio, estas estrellas Hawking podrían ser identificadas por sus singulares patrones acústicos, los cuales difieren de aquellos producidos por la fusión nuclear. Estos patrones se manifestarían a través de sutiles variaciones en el brillo de la estrella, proporcionando así indicios de la presencia de un agujero negro.