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Astrónomos mapean completamente y por primera vez uno de los «huesos» de la Vía Láctea

Un mapa muestra la dirección de los campos magnéticos en el hueso G47 superpuesto sobre una imagen del filamento G47 visto por el Observatorio Espacial Herschel. Las áreas rojas y amarillas son regiones de alta densidad de polvo y gas. / ESA/Herschel/PACS/SPIRE/Ke Wang et al.

Científicos en EE.UU. han mapeado completamente y por primera vez uno de los “huesos” de la Vía Láctea. Los datos nos ayudarán a comprender mejor las estructuras de las galaxias espirales, así como su formación estelar. La investigación ha sido publicada en The Astrophysical Journal Letters

La formación estelar en la Vía Láctea ocurre principalmente en filamentos largos y densos de gas y polvo a lo largo de sus brazos espirales. Estas estructuras son apodadas «huesos» porque delinean las estructuras espirales esqueléticas más densas de la galaxia.  

Los «huesos» se caracterizan por ser al menos cincuenta veces más largos que anchos y tener movimientos internos coherentes a lo largo de su longitud. Aunque se conocen la mayoría de sus propiedades físicas clave, sabemos poco sobre sus propiedades de campo magnético.  

Estos campos pueden desempeñar un papel fundamental en el apoyo del gas y el polvo contra el colapso gravitatorio en nuevas estrellas. Asimismo, asisten al flujo de masa a lo largo del hueso en los núcleos que forman nuevas estrellas. 

Midiendo los campos magnéticos

Los campos magnéticos son notoriamente difíciles de medir en el espacio. El método más común se basa en la emisión de granos de polvo no esféricos que alinean sus ejes cortos con la dirección del campo. Esto da como resultado una radiación infrarroja que se polariza preferentemente de forma perpendicular al campo.  

Medir esta débil señal de polarización e inferir la intensidad y la dirección del campo se ha vuelto más fácil ahora último gracias a un nuevo instrumento. Se trata del HAWC+ a bordo del SOFIA, el Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja de la NASA, y su telescopio de 2,5 m. 

SOFIA es un Boeing modificado que vuela sobre la estratosfera de la Tierra para evitar la interferencia infrarroja. Alcanzando una altura de más de 13 mil metros, el instrumento observa por encima de la mayor parte del vapor de agua atmosférico. 

El primer hueso 

Los astrónomos liderados por Ian Stephens de la Universidad Estatal de Worcester, usaron la polarización HAWC+ para mapear el campo magnético detallado a lo largo del hueso G47.06+0.26. Este filamento tiene unos 190 años luz de largo, 5 años luz de ancho y una masa de 28.000 masas solares. Además, cuenta con una temperatura típica del polvo de 18 kelvin.  

La cámara IRAC del Spitzer había mapeado previamente el hueso para identificar las regiones de formación de estrellas jóvenes en su longitud. Los investigadores determinaron los lugares a lo largo del hueso en los que el campo magnético es capaz de evitar que el gas colapse en estrellas. También ubicaron aquellas regiones donde es demasiado débil y mapearon regiones de baja densidad donde el campo tiene una forma más compleja.  

G47.06+0.26 es el primer objeto estudiado en un programa más grande para mapear los campos magnéticos en diez huesos de la Vía Láctea. Los científicos esperan poder cuantificar con mayor precisión cómo la fuerza y ​​la orientación de los campos influyen en la evolución de los huesos y sus focos de formación estelar

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