A 86 años luz del Sol existe una enana blanca tragando dos tipos de materia planetaria a la vez; material rocoso de la parte interna de su sistema planetario y material rico en hielo de la parte externa. La investigación sobre esta estrella muerta se presentó en la 240ª reunión de la Sociedad Astronómica Estadounidense.
Las enanas blancas son el final más común de la vida estelar, y sin embargo, pueden poseer planetas que sobrevivieron a la evolución de su estrella madre tras haber abandonado la secuencia principal.
Sabemos esto por la contaminación de elementos pesados de las atmósferas de muchas enanas blancas. El exceso de radiación infrarroja generada por el cálido disco de escombros circunestelares sugiere lo mismo. Incluso los candidatos a exoplanetas encontrados cerca de enanas blancas apuntan a esa dirección.
Contaminación de la atmósfera de una enana blanca
La contaminación de las atmósferas de las enanas blancas generalmente se interpreta como el resultado de la acumulación en un objeto compacto de planetesimales. Aunque también puede tratarse de fragmentos de exoplanetas destruidos por las fuerzas de marea.
Esto permite estimar la composición de la materia planetaria en otros sistemas estelares y compararla con la composición de los planetas del sistema solar; lo cual ayuda a buscar diferencias en los mecanismos de formación planetaria. Los científicos ya han encontrado fragmentos de la corteza de exoplanetas ricos en agua en las atmósferas de enanas blancas.
«Al estudiar las enanas blancas, esperamos obtener una mejor comprensión de los sistemas planetarios que aún están intactos», dice el astrónomo Ted Johnson de la Universidad de California.
El descubrimiento
Ahora, el equipo de Johnson informó el primer caso de acumulación de fragmentos de dos cuerpos de diferente naturaleza en una enana blanca. El objetivo de la investigación fue la enana blanca G238-44, ubicada a 86 años luz del Sol. Las observaciones espectroscópicas se llevaron a cabo utilizando los telescopios espaciales FUSE y Hubble, así como el observatorio terrestre Keck.
La abundancia relativa de elementos pesados encontrados en la atmósfera de G238-44 no corresponde con la composición de ningún objeto del sistema solar. Los astrónomos encontraron carbono, nitrógeno, oxígeno, magnesio, aluminio, silicio, fósforo, azufre, calcio y hierro.
Las abundancias de hierro y nitrógeno fueron particularmente altas. El hierro sugiere un cuerpo con un núcleo de hierro diferenciado, mientras que el nitrógeno apunta a la presencia de cuerpos helados, afirma el equipo.
La masa total de los elementos registrados es mucho menor que la masa de la Tierra. Además, la ausencia de un exceso de radiación infrarroja de la enana blanca indica que no hay mucha materia a su alrededor.
Importancia
Hasta el momento, los astrónomos no pueden dar una explicación inequívoca de los resultados de las observaciones. La solución más probable al problema es la acumulación de materia de dos cuerpos diferentes, pero no se descarta una versión con un solo objeto que contenga tanto material rocoso como hielo.
De igual forma, los resultados sugieren que los ingredientes para hacer un mundo habitable no serían tan raros en la Vía Láctea. La detección de material rico en nitrógeno podría significar que los reservorios congelados de estos elementos serían comunes.