Un equipo de astrónomos detectó misteriosas señales de radio, llamadas ondas de coro, en una región inesperada del espacio, lo que ha generado nuevas preguntas sobre cómo se forman.
Las ondas de coro son ráfagas de radiación electromagnética que, al convertirlas en audio, suenan como el canto de los pájaros. Estas señales se producen por inestabilidades en el plasma, un gas ionizado que libera energía en patrones muy específicos.
Hasta ahora, estas ondas solo se habían detectado a unos 51 000 kilómetros de la Tierra, donde el campo magnético de nuestro planeta tiene una forma más estable, parecida a un imán con polos definidos. Pero los nuevos hallazgos muestran ondas de coro a 165 000 kilómetros de distancia, en una región donde el campo magnético terrestre está mucho más distorsionado.
Esto cambia lo que pensábamos. Los científicos creían que un campo magnético estable era esencial para generar estas ondas, pero el estudio sugiere que no es necesario. Las ondas de coro podrían formarse en cualquier parte del espacio.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron datos de alta resolución de la misión Magnetospheric Multiscale (MMS) de la NASA, lanzada en 2015. Este análisis permitió observar las ondas a esa gran distancia de la Tierra.
Un descubrimiento clave fue que estas ondas se generan en zonas con pocos electrones, llamadas «agujeros de electrones». Aquí ocurre un fenómeno conocido como resonancia ciclotrónica electrónica, donde la energía de las partículas de plasma se transfiere a las ondas, creando los característicos chirridos de las ondas de coro.
Aunque los científicos ya habían simulado este proceso, ahora pudieron observarlo directamente por primera vez. Esto confirma cómo estas ondas obtienen su energía y abre la puerta a entender mejor su comportamiento.
¿Por qué son importantes estas ondas? Representan algunas de las radiaciones electromagnéticas más intensas en el espacio cercano a la Tierra. Son clave para entender el cinturón de radiación terrestre, que puede afectar a los satélites y a las operaciones espaciales.
Además, no solo la Tierra tiene ondas de coro. Marte, Júpiter y Saturno también las producen, lo que significa que estudiarlas nos da pistas sobre los campos magnéticos de otros planetas y cómo funcionan en el universo.
Este descubrimiento no solo desafía lo que pensábamos sobre las ondas de coro, sino que también aporta datos valiosos para resolver debates sobre cómo se forman y cómo transportan energía en el espacio.
La investigación, publicada en Nature, podría ayudarnos a predecir estas ráfagas de energía y mejorar nuestra comprensión de los entornos espaciales y astrofísicos.