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Astrónomos acaban de descubrir las mayores explosiones desde el Big Bang

Impresión artística de un ENT. (Observatorio W. M. Keck/Adam Makarenko)

Un telescopio espacial acaba de captar por accidente unas explosiones cósmicas tan bestiales que podrían ser lo más potente visto desde el mismísimo Big Bang. Y no, no es exageración.

Fue el telescopio Gaia, que en teoría solo debía mapear estrellas de la Vía Láctea. Pero mientras miraba al cielo, detectó dos destellos extrañísimos: Gaia16aaw y Gaia18cdj. Brillaban demasiado.

Estas explosiones duraron años, no semanas como las supernovas. Y liberaron la energía equivalente a lo que 100 soles emiten durante toda su vida. Así de brutales.

Lo curioso es que los astrónomos ya conocían eventos similares, llamados eventos de disrupción por marea (TDE), donde un agujero negro despedaza una estrella que se acerca demasiado.

Pero esto era otra cosa. Un equipo liderado por Jason Hinkle del Instituto de Astronomía de la Universidad de Hawái notó que estos nuevos eventos eran hasta 10 veces más brillantes que los TDE normales.

Decidieron bautizarlos con un nuevo nombre: ENTs, o extreme nuclear transients. Un nombre elegante para explosiones estelares salvajes, largas y descomunales.

Y no eran estrellas pequeñas. Cada una tenía al menos tres veces la masa del Sol, y los agujeros negros eran monstruos supermasivos, escondidos en el centro de sus galaxias.

Estos ENTs no pueden ser supernovas. Una supernova ya es el tope de lo que puede brillar una estrella al morir. Pero los ENTs duplican ese brillo sin despeinarse.

Además, su curva de luz –cómo sube y baja su brillo– es distinta. Igual que los TDE, pero amplificada al extremo. Como si el mismo proceso pasara con esteroides.

El evento más parecido fue detectado por otro observatorio en 2020, tan potente que lo apodaron “Scary Barbie”. Y sí, los nombres en astronomía a veces son raros.

Gaia16aaw y Gaia18cdj son básicamente primas de Scary Barbie. El equipo descartó supernovas y confirmó que son estrellas despedazadas por agujeros negros, pero en una escala nunca antes vista.

Estos eventos son rarísimos. Se calcula que ocurren 10 millones de veces menos que una supernova, pero podrían ser clave para entender cómo crecen los agujeros negros gigantes.

No sabemos bien cómo estos monstruos se vuelven tan grandes. Pero si se alimentan a este ritmo, tiene más sentido. Estos ENTs serían su banquete cósmico.

Lo mejor es que son tan brillantes que podemos verlos desde distancias absurdas. Y en astronomía, mirar lejos es como mirar al pasado. Literalmente.

Según el astrofísico Benjamin Shappee, eso nos permite espiar lo que pasaba en el “mediodía cósmico”, cuando el universo tenía la mitad de su edad y las galaxias estaban a full.

El estudio completo fue publicado en la revista científica Science Advances. Un paso más para entender el lado más salvaje del universo.

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