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Arqueólogos descubren la escritura alfabética más antigua conocida

Objeto de arcilla de 4 400 años de antigüedad descubierto en la antigua ciudad de Umm el-Marra, Siria. Crédito de la imagen: Glenn Schwartz, Universidad Johns Hopkins.

Hace poco, unos arqueólogos descubrieron algo increíble: escritura alfabética que data del año 2400 a. C., mucho antes de lo que se creía. Glenn Schwartz, de la Universidad Johns Hopkins, dice que este hallazgo revoluciona lo que sabemos sobre la historia de la escritura.

El alfabeto hizo que escribir fuera accesible para más personas, no solo para la élite. Cambió cómo la gente vivía, pensaba y se comunicaba. Este descubrimiento muestra que ya se experimentaba con formas de comunicación avanzadas siglos antes de lo que imaginábamos, y en un lugar inesperado.

La escritura estaba grabada en pequeños cilindros de arcilla encontrados en Tell Umm-el Marra, un antiguo centro urbano en el oeste de Siria. Schwartz cree que estos cilindros, con agujeros para pasar cuerdas, probablemente eran etiquetas que indicaban el contenido, el origen o el dueño de los recipientes con los que estaban atados. Sin embargo, sin poder traducirlos, solo podemos suponer.

Los arqueólogos usaron datación por carbono 14 para confirmar las edades de las tumbas, artefactos y la escritura. Hasta ahora, se pensaba que el alfabeto había nacido en Egipto alrededor de 1900 a. C. Pero estos artefactos, más antiguos y de otra región, sugieren un origen distinto y mucho más antiguo para el alfabeto.

El hallazgo se presentó en la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Investigación en el Extranjero (ASOR 2024). En las excavaciones de Umm-el Marra, los arqueólogos encontraron tumbas de la Edad del Bronce Temprano. Una de ellas, increíblemente bien conservada, tenía seis esqueletos, joyas de oro y plata, utensilios de cocina, una punta de lanza y vasijas de cerámica intactas.

Cerca de la cerámica, estaban los cuatro cilindros de arcilla ligeramente cocidos con inscripciones alfabéticas. Aunque no sabemos qué dicen, estos objetos sugieren que el alfabeto tiene raíces más profundas y complejas de lo que imaginábamos.

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