Nuestra galaxia podría ser el hogar de estrellas hechas de antimateria. Las también llamadas antiestrellas, son idénticas a las regulares, salvo por el hecho de que quemarían antimateria en sus núcleos. Ese es el resultado de un nuevo estudio que rastreó la Vía Láctea y cuyos detalles se publican en Physical Review D.
La búsqueda reciente de antiestrellas se remonta a 2018, cuando el experimento Espectrómetro Magnético Alfa (AMS) de la Estación Espacial Internacional capturó algunos ejemplos de lo que podría ser antimateria.
La antimateria es exactamente como la materia regular, pero con carga invertida, por lo que, en vez de protones cargados positivamente, tiene antiprotones cargados negativamente. En este caso, AMS detectó lo que parecía un antihelio, que tiene un núcleo compuesto por dos antiprotones y dos antineutrones.
Antihelio
Los rayos cósmicos a veces pueden golpear la materia ordinaria y producir partículas de antimateria simples, como antiprotones y positrones, la versión de carga inversa de un electrón. Pero ningún proceso conocido puede crear algo complejo como el antihelio.
Esto hizo que el astrofísico Simon Dupourqué de la Universidad de Toulouse y sus colegas se preguntaran: ¿De dónde exactamente podría haber venido este antihelio?
Los físicos están seguros de que no existen grandes bolsas de antimateria en el universo. Sin embargo, algunos teóricos han sugerido que fragmentos del material con carga invertida podrían haberse acumulado en objetos similares a estrellas, esencialmente formando antiestrellas.
Las antiestrellas fusionarían antihidrógeno en antihelio para producir luz, pero por lo demás se verían bastante normales. “Si estos objetos existieran, no podríamos distinguirlos de una estrella regular”, dijo Dupourqué.
Cambio de paradigma
Pero cuando la antimateria y la materia regular se encuentran, se aniquilan violentamente entre sí, dejando atrás nada más que rayos gamma. Entonces, la materia ordinaria en forma de gas y polvo golpearía estas antiestrellas, generando un exceso de radiación gamma, dijo Dupourqué.
Al analizar los datos del telescopio de rayos gamma Fermi de la NASA, el equipo descubrió 14 ejemplos de pequeños objetos compactos que brillaban intensamente en rayos gamma que no aparecían en otros catálogos de estrellas, lo que significa que los científicos no saben qué son. Eso podría convertirlos en posibles candidatos antiestrellas.
Sin embargo, los científicos aún no afirman que sean antiestrellas. “Es mucho más probable que sean otra cosa”, dijo Dupourqué. Por ejemplo, podría tratarse de emisores de rayos gamma previamente desconocidos, como potentes púlsares o núcleos galácticos activos distantes. Si fueran antiestrellas, “cambiaría la forma en que pensamos que se formó el universo”, agregó.
Eso es porque los cosmólogos creen que poco después del Big Bang se crearon cantidades casi iguales de materia y antimateria. Estos materiales gemelos chocaron, dejando atrás principalmente materia, que fue creada en proporciones ligeramente más altas.
Asimetría materia-antimateria
Nadie sabe cómo o por qué se formó más materia, creando lo que se conoce como el problema de asimetría materia-antimateria. Si existieran antiestrellas, podría significar que parte de esa antimateria original de alguna manera logró sobrevivir por más tiempo de lo que los científicos creían posible, dijo Dupourqué.
Los científicos aún tienen que realizar más observaciones para confirmar o descartar la explicación de las antiestrellas. Para esto se podrían utilizar futuros telescopios con mayor sensibilidad.
Parte de la antimateria en el universo temprano podría haber existido en grandes bolsas que podrían haberse colapsado en objetos similares a estrellas. Sin embargo, esto no es parte de la imagen estándar de los astrónomos de los momentos posteriores al Big Bang.