Hace unos meses, en la quietud de la noche y por la ausencia de personas debido a la pandemia, las playas de Acapulco se iluminaron a causa de un fenómeno natural ocasionado por algas brillantes. Fue un espectáculo en el que se apreciaban las olas resplandecer en la oscuridad. Muchos organismos marinos como bacterias, microalgas, gusanos, pepinos de mar, peces abisales… además, de especies terrestres como los hongos «fuego chimpancé» del Congo y las famosas luciérnagas, producen luz brillante.
La química detrás de la luz
El fenómeno por el cual los organismos producen luz se conoce como bioluminiscencia. Este deslumbrante fenómeno ha llamado la atención de biólogos durante mucho tiempo y seguramente no existe alguien inmune a sus encantos; pero, ¿qué genera la luz en los organismos y para qué la utilizan?
La biolumniscencia se produce por la energía que se libera de determinadas reacciones químicas en órganos especializados, que serían como cajas negras dentro los organismos. Dentro de esa caja hay, entre otras cosas, oxígeno, calcio, magnesio y una molécula que es clave para que las luciérnagas brillen: la luciferina. Esta molécula interacciona con una forma especial del oxígeno, el superóxido. El producto de esta reacción química son partículas de luz que se escapan de la caja.
Presa o pareja
Aunque el mecanismo sea similar para todos los organismos luminiscentes, la bioluminiscencia tiene funciones distintas en cada uno. Algunos peces abisales -que viven en el fondo del mar- utilizan la luz generada químicamente como un mecanismo de atracción, y no precisamente para atraer pareja, sino para sus presas que, incautas, se acercan llamadas por la luz.
Por otro lado, de regreso al mundo terrestre, las luciérnagas sí brillan para encontrar pareja; la hembra y el macho tienen en la parte final de su abdomen, esa cajita negra de la que hablábamos hace un momento; aunque, la luz de las hembras es más potente, ya que son ellas las que atraen a los machos durante las épocas de apareamiento en las noches de veranos.
Las luciérnagas son amenazadas por la contaminación lumínica, el crecimiento de las zonas agrícolas y el desmesurado uso de insecticidas, un hecho que ha conllevado a la desaparición de estos insectos en muchas zonas rurales; lo que es una gran pena, ya que, además de su atractivo, son muy importantes en el equilibrio ecológico.
Fuente: National Geographic.
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