Esto quizás pueda sonar muy loco, pero un estudio en ratones, publicado en ACS Nano por científicos de la Universidad de Brown, está probando curar problemas de visión con polvo de oro.
El objetivo es combatir la degeneración macular asociada a la edad (DMAE). Esta enfermedad daña una parte de la retina llamada mácula, que es clave para ver con claridad. Afecta a millones de personas, sobre todo mayores.
Hoy en día existen tratamientos que ralentizan el avance, pero no recuperan la visión perdida. Este nuevo enfoque propone justo eso: restaurar parte de lo que se ha perdido.
¿Cómo lo hacen? Usan nanopartículas de oro, tan pequeñas que son miles de veces más delgadas que un cabello humano. Les añaden anticuerpos para que encuentren ciertas células del ojo.
Después las inyectan en el humor vítreo, que es el gel que está entre el cristalino y la retina. No hace falta cirugía ni modificar genes. Es un método mucho menos invasivo.
Luego viene lo interesante: se usa un pequeño láser infrarrojo para activar las nanopartículas. Este láser hace que ciertas células reaccionen como si fueran fotorreceptores, las encargadas de captar la luz.
Los ratones del estudio tenían trastornos en la retina. Tras el tratamiento, mostraron mejoras visuales. Obviamente no pueden leer, pero su respuesta a la luz y a ciertos estímulos fue mucho mejor.
Una ventaja clave es que las partículas se quedan en la retina durante meses sin causar toxicidad. Es decir, no dañan el ojo ni provocan efectos secundarios importantes.
Además, este método no requiere grandes dispositivos implantados en el ojo. Tampoco se limita a una zona pequeña, lo que permite cubrir un campo visual más amplio.
También podría aplicarse a otras enfermedades similares, como la retinitis pigmentosa. Es una tecnología que podría adaptarse a diferentes tipos de daño retinal.
Si algún día se usa en humanos, los investigadores creen que el láser podría integrarse en unas gafas. Así, la estimulación de las células se haría de forma cómoda y portátil.
Por ahora, el estudio solo se ha probado en ratones, pero es un paso importante. Aún queda mucho por desarrollar antes de que pueda aplicarse en personas de forma segura.
Los autores del estudio creen que esta tecnología podría cambiar por completo cómo tratamos las enfermedades visuales degenerativas. No se trata solo de ralentizar la pérdida de visión, sino de recuperar función visual.
Otros estudios también están explorando formas de reemplazar los fotorreceptores dañados, como reprogramar otras células de la retina. La ciencia está avanzando rápido en este campo.
En su artículo publicado en ACS Nano, los investigadores dicen que esta innovación abre la puerta a nuevas prótesis retinales térmicas. Por ejemplo, dispositivos portátiles como unas gafas inteligentes.
Todavía falta tiempo para ver esto en uso real, pero los resultados en animales ya son bastante prometedores. Y sí, todo gracias a unas microscópicas partículas de oro.